Bienvenidos al mundo que he recorrido en mis vaqueros.
Espero que disfrutéis de las vistas.

Alzar la cabeza hacia el cielo limpio de nubes y miedo.
Los pies plantados sobre la hierba fresca.
Hoy soy más fuerte.

No es la certeza de la invulnerabilidad en mi piel.
No.
Son más bien las cicatrices de mi espalda.
Restos de heridas que aprendí a curar.

Ahora sonrío: me retumba el corazón en el pecho.
Miles de notas se arremolinan en mi cabeza.
Música, en el fondo de mis ojos.
Más allá de la piel, más hondo que el hueso y la carne.

Hoy soy más fuerte.
Lo afirman los callos en mis manos.
Las rozaduras de mis pies.
Lo dicen las arrugas de mis ojos,
la curva de cansancio de mi boca.

Ahora brillo.
Incandescente, como una estrella caída del cielo.
Con la seguridad de un amanecer despejado.

Soy frágil humano.
Pero tengo la fuerza indestructible de la fe en el corazón,
y la sabiduría de las trampas de la vida cosida en cada una de mis cicatrices.

ibarranco